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Colette Biot




Colette Biot, humanitaria en zonas rurales


Cuando conoces a alguien, una de las primeras preguntas que se hacen a menudo es "¿de dónde eres?" Para algunos, esta pregunta puede resultar trivial o incluso molesta, pero para otros genera un sentimiento de orgullo y permite que la persona hable con cariño sobre el lugar donde ha vivido. Este es el caso de Colette Biot, de 78 años. Durante ocho años, ha tenido las riendas de la misión itinerante Croix-Rouge sur Roues (Cruz Roja sobre Ruedas) que viaja de pueblos en pueblos en su región natal, la Haute-Saône.


Fotógrafa profesional durante 35 años, Colette Biot siempre ha recorrido los caminos de su departamento para capturar momentos importantes en la vida de las personas como bodas o fotos familiares. En 2003, se jubiló y se dedicó al dibujo. Pero pronto se da cuenta de que le falta el contacto humano. "La foto, la compartimos con los clientes, pero el dibujo, realmente no tenía mucho para compartir, estaba sobre mí. Así que decidí que necesitaba darle un sentido a mi vida. Y fue entonces cuando vi un aviso en la prensa diaria de Haute-Saône de que estaban buscando voluntarios en la Cruz Roja. Así que me dije 'genial, voy a presentarme'." (5’21)


Desde el primer encuentro, se involucra con la organización y se convierte en voluntaria. Siguió la formación y luego se hizo responsable de la acción social. En 2012, estableció la misión de la Croix-Rouge sur Roues en su departamento. "Creamos un sistema que fue al encuentro de personas en situación de precariedad en zonas rurales. De inmediato esta historia me interesó, correspondía absolutamente a una necesidad en nuestro departamento porque en nuestro departamento teníamos sucursales fijas en los pueblos, en los pueblos más grandes, pero en las zonas rurales, no había nada. Había muchos pueblos lejos de todo donde no había posibilidad de intervención, no iban allí." (7’58) Esta iniciativa, que pretende abarcar la mayor cantidad de territorio posible, también quiere romper el aislamiento de los habitantes de los rincones olvidados de su región.


Además de la ayuda alimentaria y las donaciones de ropa, Colette Biot quiere establecer un clima de confianza con los residentes, quienes, según ella, pueden ser más reacios a su dispositivo: "Tenemos un papel importante que es romper el aislamiento en el campo porque muchas veces nos ocupamos de personas mayores, que viven solas, que están lejos de todo, que no necesariamente tienen familia y que viven en una gran soledad, pues yendo así hacia ellos, bueno, es romper el aislamiento, traerles algo por supuesto, pero también orientarlos, aconsejarlos para que se beneficien de la asistencia social." (14’03) Con el tiempo, la llegada de este equipo de voluntarios logró crear una red de apoyo en las zonas rurales.


Lejos de tomar su segunda jubilación, Colette Biot no se ve "viviendo sin la Cruz Roja". Continúa conduciendo de aldea en aldea y está feliz de ser parte del plan de la Croix-Rouge sur Roues que ayuda a más de 130 familias en 150 aldeas cada semana.

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