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FLORIAN

IMPOSIBLE


Tuve una educación muy heteronormada, mi padre siempre fue muy religioso y para él la homosexualidad era inconcebible.

Cuando entré en el colegio solo quería amigos porque me sentía muy solo y mal conmigo mismo, pero al final del colegio me di cuenta de que quería algo más y comencé a sentir algo por los chicos.

Para mí era imposible sentirme así, no podía sentirme atraído por los hombres. Pensé que tal vez era porque era feo y gordo que las chicas no se preocupaban por mí que inconscientemente fui a los chicos.



RECHAZO / NEGACIÓN


Me di cuenta de que era gay, pero lo negué durante mis años de instituto. Casi no tenía conocimiento ni representación de la comunidad LGBT, salvo clichés en los que no me reconocía.

Solo vivía con mi padre en ese momento y no quería decepcionarlo o ser rechazado. Además, siempre había intentado a toda costa estar en el molde para encontrar amigos y la homosexualidad iba en contra de eso.



TOMAR CONCIENCIA


Gracias al club de teatro en el que me inscribió mi madre, descubrí personas que no veían la homosexualidad como un problema, al contrario. Dos de mis compañeros de clase a menudo fingían ser pareja. Me mostró que la homosexualidad puede ser trivial, incluso algo positivo.



IMPULSO


Poco a poco, al darme cuenta de que el discurso de mi padre era muy diferente al de los jóvenes que me rodeaban, me di cuenta de que los adultos no siempre tenían la razón. Comprendí que podía tener mi propia opinión, que era válida y que no había ninguna razón por la que no pudiera ser yo mismo.

Tenía un grupo de amigas que leían maga yaoi (romances entre dos hombres) y para ellas la homosexualidad era incluso "sexy".

Fue cuestionar a los adultos lo que me ayudó.

Salí del armario en varias etapas.

La primera persona a la que le dije fue a mi mejor amiga, luego a mi mamá y mi hermano...



I'M_POSSIBLE


Hoy acepto mi homosexualidad, no tengo ningún problema en hablar de eso. Mi padre lo ha sabido recientemente y depende de él aceptarlo, yo no tengo que cambiar.


Illustrations © Élodie Tchibanda

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